martes, 31 de mayo de 2016

DESARROLLO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO

DESARROLLO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO

 La reflexión docente es indispensable para iniciar el proceso de aprendizaje, ya que es su responsabilidad plantear estrategias didácticas significativas para suscitar el interés de los estudiantes y para fomentar en ellos una actitud filosófica que implica el desarrollo de la capacidad de asombro y curiosidad, el cuestionamiento permanente de la realidad, la búsqueda de alternativas de solución a situaciones polémicas y la toma de decisiones. Por ello, sensibilizar a los estudiantes sobre la importancia de la Filosofía en sí y el desarrollo de un pensamiento filosófico, es esencial. El lenguaje que se emplee en el desarrollo de la asignatura tiene que ser claro y sencillo, que motive al estudiante a involucrarse en la gama de experiencias valiosas proporcionadas por el docente para desarrollar las habilidades mentales. La perspectiva de la asignatura es comenzar con una p rob lem at ización y culminar con una nacionalización . Según este esquema, la enseñanza se inicia con la presentación de un caso, un dilema o un problema seleccionado en relación con los contenidos que se espera enseñar. Se trata de que el docente plantee a los estudiantes el desafío de la reflexión filosófica sobre ese caso, dilema o problema. El propósito de la primera fase es que la situación suscite la necesidad de encontrar respuestas argumentativamente sustentables. Al presentar esta instancia sin una explicación exhaustiva que la preceda, el docente pierde el control sobre lo que pueda suceder en la clase: no puede saber de antemano qué dirán los estudiantes, cuáles serán sus preguntas y sus aportes. Pero esa pérdida de control es, al mismo tiempo, una ganancia, porque promueve la participación motivada y activa del estudiantado a través de cuestionamientos y exposición de ideas significativas. Y, sobre todo porque juega con su pensamiento y a la vez sigue un proceso riguroso, tendiente a desarrollar actitud filosófica. Luego de esta etapa, el docente conjuntamente con los estudiantes, deberá conceptualizar y sintetizar las posibles respuestas filosóficas al problema, basándose en argumentos y en el saber filosófico consolidado. Esta conceptualización puede plantearse mediante aclaraciones verbales o textos filosóficos, siempre en diálogo a través de preguntas abiertas durante el análisis del caso, dilema o problema. Si el momento de la problematización ha sido efectivo, la conceptualización filosófica brindada por el docente implicará un importante enriquecimiento respecto de las posturas iniciales2, y será significativa para los estudiantes porque ha integrado el leer, investigar y aplicar en su contexto inmediato. En definitiva, Desarrollo del Pensamiento Filosófico propicia el diálogo y reconoce en todos la capacidad de argumentar, el derecho a comunicarse, a exponer los propios argumentos, y confrontar ideales de vida. Brinda un espacio para permitir la convivencia dentro de un pluralismo axiológico que incita a la búsqueda conjunta de acuerdos, de valores universales y de proyectos comunes. 2 Esta secuencia problematización-conceptualización se encuentra desarrollada en el texto de Siede, I., La educación política. Ensayos sobre ética y ciudadanía en la escuela. Ed. Paidós. Buenos Aires, 2007. En la planificación docente de cada uno de los bloques curriculares es importante favorecer tanto al trabajo colectivo como a la producción individual, además se debe: a) Trabajar conceptos claves y principios que los estudiantes deben comprender y utilizar en sus vidas como entes de cambio social. b) Desarrollar los ejes transversales para propiciar la reflexión sobre el buen vivir, la cultura de paz, la interculturalidad, valores democráticos, la igualdad de género y el cuidado ambiental. A continuación se ofrecen sugerencias destinadas a complementar las orientaciones metodológicas enunciadas anteriormente y que pueden aplicarse en cada uno de los bloques curriculares de la asignatura. 
FILOSOFÍA Y ARGUMENTACIÓN 

Algunas de las preguntas generadoras que orientan la propuesta de este bloque son: 
¿Qué es la filosofía? 
¿La filosofía es una ciencia? 
¿Qué función cumple la filosofía?
 ¿Cuál es la importancia de la filosofía para los no filósofos?
 ¿En qué consiste la actitud filosófica?
 ¿Por qué es importante argumentar correctamente? 
¿Cómo evaluar argumentos?
 ¿Cómo reconocer y evitar las falacias?
 En principio, se sugiere recuperar definiciones, conceptos e intuiciones de los estudiantes acerca de la filosofía, indagando el significado que se ha dado a la palabra “filosofía” en los contextos en que suele aparecer. Por ejemplo: “mi filosofía de vida es”, “hay que tomarse la vida con filosofía”, “no estamos aquí para filosofar sino para tomar decisiones”, “la filosofía de esta empresa está al servicio del cliente”, “el director técnico de este equipo de fútbol tiene una filosofía de juego distinta de la que tienen los demás”, etcétera. Esta indagación permitirá un acercamiento crítico a las ideas que circulan sobre el sentido de esta disciplina. Se debe considerar que puede darse cierto rechazo y crítica de los estudiantes hacia la filosofía, por entender erróneamente que es inútil, muy abstracta o una mera opinión. Frente a estas representaciones que pueden influir al resto, conviene no eludir la discusión sobre la utilidad de la filosofía y sobre su rigurosidad, para ello el docente organizará un debate en el aula sobre este punto. No es aconsejable intentar convencer a los estudiantes sobre su utilidad, es preferible que ellos disciernan sobre su importancia y aplicabilidad. La filosofía a través de cuestionamientos y reflexiones permanentes nos ayuda a pensar en el mundo en que vivimos y a pensarnos a nosotros mismos en ese mundo, para así ir definiendo o construyendo las concepciones e ideologías con las que cada uno puede sentirse mejor identificado. Es importante enfatizar que la filosofía no es mera opinión y sus afirmaciones no son caprichosas sino que son el producto de esfuerzos racionales por entender la realidad y por dar respuestas acerca de cómo encarar la vida, tanto en el plano individual como en el social. Un modo de trabajar esta cuestión de la utilidad versus inutilidad de la filosofía, es proponiendo a los estudiantes que lean un artículo (publicado en un diario o en una revista) escrito por un filósofo sobre un problema que sea de interés público (por ejemplo, sobre la necesidad de pautas éticas en las investigaciones científicas con animales). Luego de leer el artículo, los estudiantes deben discutir si creen que ese tipo de reflexión es inútil, si significa un aporte a la discusión, si clarifica algún aspecto del problema, si es una reflexión bien fundamentada o si es una mera opinión. En este punto, es aconsejable vincular las exposiciones filosóficas con la exigencia de argumentar correctamente. Teniendo en cuenta que las preguntas filosóficas deben ser respondidas atendiendo a una serie de criterios racionales, por ello, es necesario conocer la estructura básica de los argumentos, a través de ejemplos de razonamientos (extraídos de diversos textos o construidos por el propio docente) se debe indicar cómo la corrección formal de los argumentos permite conservar la verdad de sus contenidos. A su vez, hay que permitir que los estudiantes elijan algunos textos argumentativos para su evaluación crítica y así esbozar una distinción entre lo que se consideran buenas y malas razones, introduciendo la noción de falacia. Un modo de despertar interés en estas cuestiones, es aplicando los conceptos propios de la “lógica” a novelas policíacas o de detectives. Una estrategia posible es ver con el grupo alguna película de suspenso (por ejemplo, algún clásico del cine de Alfred Hitchcok), detenerla en un momento clave de la trama y realizar una actividad en la que los estudiantes tengan que resolver con buenos argumentos el enigma planteado en el filme. Luego, ver el final de la película y evaluar las conjeturas que los estudiantes expusieron. Lo mismo puede hacerse con los cuentos policiales de Conan Doyle cuyo protagonista, Sherlock Holmes, usa la lógica para descifrar los enigmas que se le presentan y descubrir al culpable de un crimen.

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